viernes, 26 de febrero de 2010

El amigo que debí perder

Cara:

-    ¿Nombre?
     Brandom Ramil López
-    ¿Edad?
 
     1 6
-    ¿Domicilio?
 
     Qué le importa

Comisaría de Santiago de Surco, ocho de la noche, yo andaba apurado, ¿por qué?, ese no era mi problema, pero él me consideraba su “amigo”, su brother, ¿para mi?, él solo era un chico que se mete en líos, líos que yo tenía que resolver, soy un tonto.

Lo conocí hace tanto tiempo, solo sé que nuestros padres nos presentaron. Fiesta de fin de año. Playa (quiero olvidar el nombre), yo tenía 12, él es mayor. Desde un primer momento supe que era un chico-problemas, ese típico chico que ves en las películas: rebelde, que no le importa nada, que todo le sale bien, que siempre tiene una novia bonita, y que tiene un amigo que lo ayuda, por no decir un subyugado, un pisado.

Nos volvimos amigos poco a poco, o mejor dicho, él se quiso que yo sea su amigo. Seguimos creciendo, y los problemas en los que se metía se volvían cada vez más graves, más grandes. Primeros fueron palomilladas de ventana, jodas, pero después se volvieron delitos. Su novia bonita lo dejó, y él la reemplazo en un instante, por alguien más avezada y sexy. Yo la deseaba.

Recuerdo la primera vez que recibí una llamada de la policía, fue a causa de él. Se metió en líos, “yo no hice nada brother” dice él, “esa huevada me la han sembrado, tú sabes cómo es acá”. Yo tenía 14. Él quería que lo rescatara, pero cómo, les dijo a la policía que yo era su primo, mis papás, sus tíos, tíos falsos que pagaran la fianza, “ya después te doy, sin paltas”. Luego de eso, la comisaría se empezó a convertir en su segundo sitio más visitado, el primero era la costa verde.

Él no era del todo malo, creo que los malos amigos que tenían lo convirtieron en eso, o quizá sea que ahora todos vivimos apurados y queremos probar de todo, por todos.

Terminó el colegio a duras penas, sus padres sobornaron a unos cuantos profesores, a él eso no le importaba mucho, esa era una vida alterna. Ya libre podía hacer lo que quisiera, pero con cuidado, ahora no hay tíos falsos que te ayuden. Tienes 18, eres, según el Estado, netamente responsable de lo que hagas.

Él se fue del Perú para ser un extranjero sin explicaciones, extraño en otra tierra. Él ahora está lejos, quizá congelándose el trasero cerca de unas bancas de parque, yo aún espero que me pague la deuda, “sin paltas brother”. Se te extraña, creo.

jueves, 24 de diciembre de 2009

El Trabajo

Cara:

Trabajar. Casi nunca se me ha ocurrido hacerlo. Sé que suena un poco holgazán, pero es mi forma de pensar.

Trabajar en sí ya es un poco difícil, lidiar con un ambiente laboral y que de paso no te guste, eso sí que es fregado. Respeto a ese tipo de personas, las personas que trabajan, porque se esmeran cada día por ganarse alguito. Pero respeto mucho más a las personas que trabajan y la vez estudian, repartir su tiempo entre profesores y jefes, entre cuadernos y cuentas, entre carpetas y escritorios. Eso debe ser más difícil aún.

Mi papá ha hablado con sus muchos amigos que tienen, amigos que me ofrecen trabajo en algún puesto de escritorio. Pero yo cortésmente los he rechazado, creo que el primer trabajo que tenga quiero que sea mío, o sea, conseguido por mis propios esfuerzos y mis propios “contactos”.

Veo a muchos de mis compañeros de estudio trabajar, y siempre los veo de la misma manera: Con sueño, cansados, sin ganas de hacer algo, aburridos, y sobre todo, angustiados. Tienen que estar atentos a ambas cosas, quizá no sean a la vez, pero consumen gran parte de tu día. Muchos optan por trabajar en algún centro de comida rápida, otros en supermercados, y solo pocos, en trabajos que de actividad física, con lo de físico me refiero a ser obreros, conserjes, albañiles esa clase de cosas.

Trabajar ahora para mi no creo que esté muy lejano, y creo que no lo haría por el dinero que gane (¿o sí?), lo haría porque conseguir un trabajo, o por lo menos una práctica me ayudaría a madurar como persona, quizá teniendo más responsabilidades me tome las cosas mucho más en serio, pero ahora he escrito esto con las piernas sobre el escritorio y un vaso de gaseosa al otro lado.


Sello:

Ya han pasado poco más de 2 semanas desde que comencé a trabajar, por ratos parece que he perdido la noción del tiempo, siento como si llevara trabajando 2 meses, dos meses que parecen una eternidad.

Es una experiencia nueva y bastante jodida; pero dentro de todo es nuevo mundo, una nueva forma de ver la vida. Pero tratándose de mí, hay algunas cosas que me molestan demasiado y me hacen reconsiderar seriamente si vale la pena seguir trabajando en este lugar.

Para los que no sepan de qué estoy hablando; unas semanas antes de terminar mis clases en la Universidad decidí trabajar para ganar mi propio dinero en vacaciones. Así fue como terminé en el trabajo de mi padre, formando parte del personal de “mantenimiento y limpieza” (para que suene mejor). Puede parecer muy simple, pero estoy seguro que no a todos los han mandado a enterrar un lobo marino en estado de descomposición cuando limpiaban la playa o recoger las piedras de la arena para que el paisaje se vea 'agradable' el primer día de trabajo.

Los siguientes días los pasé armando y cociendo toldos bajo el insoportable calor; aprendí dos cosas debido a esto. Primero, no exponerse durante mucho tiempo o podrían terminar como yo con las piernas rojas y extremadamente sensibles al punto de casi no poder caminar. Y segundo, es más fácil cocer los toldos cuando están desarmados, especialmente si descubren que tienen miedo a las alturas mientras lo hacen. Por suerte desde ya tengo un puesto fijo, soy el encargado de limpiar el baño de hombres que está frente a la cancha de tenis. Un lugar muy entretenido. Nótese el sarcasmo.

Pero como ya mencione al principio, hay cosas que no me gustan de mi trabajo. Uno de los problemas es la considerable distancia que hay desde el club hasta mi casa, son 2 horas de viaje si no hay tráfico. Luego está el hecho de que me hayan obligado a trabajar 2 semanas seguidas sin un día para descansar, se suponía que me pagarían un día doble por eso pero mintieron. Otro detalle molesto es el uniforme, yo sé que la ropa es para trabajar, pero si se tomaron la molestia de preguntar por nuestras tallas me parece un poco ofensivo que al final nos den ropa enorme y de pésima calidad. Dejando esas cosas de lado, quizá el principal motivo de la incomodidad que siento es el ambiente laboral, en otras palabras, mis compañeros de trabajo.

Soy una persona antisocial, nunca lo he negado y aunque quisiera, no podría hacerlo porque es bastante evidente en algunas ocasiones. Pero se me hace más difícil ser un tipo sociable cuando mi grupo social está conformado de personas tan DIFERENTES a mí. No me refiero a la condición económica o clases sociales, soy el menos indicado para juzgar esas cosas. Lo que molesta es la falta de respeto, el abuso de confianza, su gran habilidad para el chisme y su poca voluntad para trabajar. Bueno, entiendo que cada persona es un mundo diferente y que respetarlo. Maldita tolerancia.

Hay que ser positivos, por lo menos ganaré mi propio dinero… aunque sea el sueldo mínimo.